Refrescando neuronas... #3

Uff, la verdad es que ando estos días algo agobiada con los estudios. ¿A quien se le ocurre meterse en este lío de exámenes a mi edad?. Una locura como la Don Quijote casi pero que espero sacar adelante.

Bueno aparte de cumplir mi calendario de estudios, he terminado de leer Contra el Viento de Ángeles Caso que estaba en mi lista de pendientes desde hace años que me lo regalaron, así que me sirve estupendamente para el Reto de 12 libros, 12 meses, Desafío en femenino y 25 españoles. Tengo pendiente para esta semana hacer la reseña de este libro.

En la actualidad estoy leyendo aún El Escalón 33 de Luis Zueco y he comenzado a leer Ojos de Agua de Domingo Villar. Espero terminarlos los dos e incluso comenzar algún otro; todo dependerá de como avance con mi planificación de temas de los estudios.

Esta semana pasada tocaba hacer la lectura del tercer capítulo del Quijote para el Reto Leemos el Quijote, así que ayer me puse a ello. La verdad es que el Quijote puede hacerte gracia o puede parecerte trágico. A mi personalmente depende de como me pille el día, de la hora, del cansancio, etc. Ayer me pareció más trágico que gracioso y la verdad es que me hubiera gustado que le hubiese dado más mamporros  a todos los que estaban en la venta/castillo y que tanto se reían de él.

En este capítulo Don Quijote no pretende otra cosa que hacerse nombrar caballero por el ventero/señor del castillo, un ventero que le sigue el juego para reírse y que al final le sale "el tiro por la culata" porque Don Quijote que va siguiendo a rajatabla sus instrucciones, al final acaba repartiendo golpes a todos aquellos que osan tocar las armas que está velando, de modo que el ventero acaba deseando que cuanto antes se acabe la farsa y que el hidalgo se vaya de inmediato de la venta.

Al final de capítulo, Don Quijote muy educado, se va de la venta/castillo dando las gracias a su "señor" y "señoras" que le han atendido en busca de sus aventuras ya armado caballero.

"agradeciéndole la merced de haberle armado caballero, que no es posible acertar a referirlas. El ventero, por verle ya fuera de la venta, con no menos retóricas, aunque con más breves palabras, respondió a las suyas, y , pedirle la costa de la posada, le dejó ir a la buen hora."