Título: Margen de error.
Autora: Berna González Harbour.
Editorial: RBA Libros, 2014
Páginas: 317.
SINOPSIS.
Tras una larga convalecencia, la comisaria María Ruiz ha vuelto. Lo hace el mismo día en que un hombre es hallado muerto entre los setos del Retiro. Es otoño en un Madrid enrarecido en el que las protestas de los indignados se mezclan con noticias de suicidios en una multinacional. La aparición del cadáver parece estar relacionada con este grave asunto laboral, pero algo no encaja.
La joven comisaria se verá arrastrada más pronto de lo que debería a un combate entre lo que le dicta su instinto y su salud. Ella y el veterano periodista Luna quedarán atrapados en una batalla propia de una era de codicia y desigualdad.
IMPRESIÓN PERSONAL.
Hace tan solo unos meses reseñaba en este espacio el primer libro de la Serie de la Comisaria Maria Ruiz, Verano en rojo, una novela que me gustó no solo por el personaje de Maria, sino porque la trama incluía un gran trasfondo social de gran actualidad como los casos de pederastia en el entorno de la Iglesia. Esta segunda entrega no me ha decepcionado tampoco y por los mismos motivos. Unos personajes sólidos y muy bien definidos con sus actuaciones y una trama compleja, con varias subtramas que confluyen en casos relacionados y con un halo de denuncia social que, desde la crisis, sigue estando de actualidad.
En este caso (o casos cruzados), la autora nos presenta, al lado de la esperanza representada por el 15-M y los indignados de Sol, la parte más cruda de la actuación de grandes empresas que en aras de interesados procesos de modernización, expulsan a ingentes cantidades de trabajadores/as provocando crisis personales y familiares que en muchos casos acaban fatalmente en suicidios, nunca publicitados. Este es el caso de la empresa Petrol de France, una empresa en la que se van sucediendo suicidios entre la plantilla en los últimos tiempos. Una situación de ficción que tiene que ver mucho con la realidad de lo que ha ocurrido en este y otros países durante la crisis económica y la pérdida de derechos laborales por parte de los trabajadores.
La Comisaria Ruiz regresa a su puesto de trabajo tras una larga baja. No vuelve en plena forma, incluso seguramente debería haber estado más tiempo de baja médica porque aún siente grandes dolores en la parte del bazo. Pero la inacción la corroe y psicológicamente necesita volver al lado de su equipo e incorporarse a esas investigaciones que tanto activan ese instinto natural que tiene para ver más allá de los hechos y las pruebas que se van presentando en cada caso. Maria Ruiz se encuentra, aparentemente, ante un suicidio de un hombre que se ha pegado un tiro en el Retiro de Madrid. Dos cosas le indican que hay gato encerrado en este suicidio: la madre del hombre está convencida de que su hijo no se ha suicidado y el hombre acaba de comprarse hace unos días una Aston Martín muy llamativo.
Por otro lado, tenemos a Luna, amigo periodista de la Comisaria, que se convierte en el interlocutor en el caso del secuestro de la hija de su amiga Carla. Y también a Tomás, su novio, policía también pero experto informático, que intenta ayudar a una antiguo compañero de carrera y amigo que se ha intentado suicidar. Una serie de tramas entrelazadas de forma muy acertada, lideradas por personajes solventes cuya actuación es suficientemente lógica como para no parecer irreales.
Me ha gustado esta nueva entrega de la Comisaria Ruiz así que no dudo que leeré los siguientes números de la serie: Las lágrimas de Claire Jones y El sueño de la razón.