de Jordi Llobregat.
Título: No hay luz bajo la nieve.
Autor: Jordi Llobregat
Editorial: Destino, 2019.
Páginas: 552.
SINOPSIS.
Un hombre desnudo y maniatado, con los párpados cosidos con un alambre, ha sido encontrado sumergido en las aguas heladas de una piscina, durante las obras de la estación de esquí Vall de Beau en el Pirineo: la infraestructura más emblemática de la candidatura hispano-francesa para los próximos Juegos Olímpicos de Invierno.
La subinspectora de homicidios Álex Serra y el teniente de policía francés Jean Cassel serán los encargados de la investigación. Después de un tiempo apartada del cuerpo por un grave incidente en el que Serra disparó a un compañero, sus superiores la envían a las montañas a investigar el caso. Serra creció en un pequeño pueblo de la zona, al otro lado del valle. Nadie como ella conoce aquel lugar.
Con su regreso, se reencuentra con todo aquello que creía haber dejado atrás: una montaña inmisericorde, un entorno opresivo dominado por los secretos y los recuerdos de un pasado que todavía no ha superado. Ahora, además, un asesino inteligente e implacable la pondrá a prueba.
Este será solo el primero de una serie de crímenes que tienen que ver con una historia oculta durante décadas. Solo quien la conozca podrá resolver el caso y dar con el misterioso criminal.
Mientras tanto, la tormenta de nieve más devastadora de los últimos veinte años está a punto de desencadenarse.
IMPRESIÓN PERSONAL.
Por el año 2015 me estrené con este autor con su obra
El secreto de Vesalio, una novela que me atrapó desde la primera página, no solo por su trama bien armada sino por una manera de escribir capaz de describir unos ambientes en los que te sitúas con mucha facilidad.
No me ha decepcionado tampoco esta nueva novela de Jordi Llobregat no solo, y también, por ese puzzle y entramado de historias que nos presenta sino por los ambientes creados en una zona tan fría como aterradora en que nos coloca como escenarios. Es curioso que los lugares de sierra nevados nos traigan a la mente tantos contrastes a nivel sentimental. Por una lado, puedes sentir la belleza inmensa de todo lo que te rodea, esa inocencia de todo lo blanco que puede, con seguridad engañarte escondiendo un peligro palpable y asfixiante que te mata con total facilidad.
Tengo que reconocer que al principio de la lectura me he liado un poco y que me ha costado encontrar el camino por el que el autor quería que transitara mi mente. Y es que, de entrada, nos presenta
varias historias que me ha costado hilvanar: unos niños cuyo juego acaba trágicamente, un cadáver en las obras de una estación de esquí, candidata a los juegos olímpicos compartidos entre Francia y España, el regreso a su tierra de la policía Álex Serra y su reencuentro con los fantasmas de su pasado, un seminario lleno de personajes extraños, que me han traído a la mente a los de
El nombre de la rosa, por todo lo que ocultan y su falta de libertad para hablar. En fin, un número de hechos lo suficientemente significativo como para que yo me líe un poco y me cueste situarme. Pero, en cuanto he pillado el hilo que el autor quería que cogiera,
me ha costado trabajo dejar la lectura porque consigue con gran maestría que todo esté perfectamente hilvanado, una trama perfectamente unida sin que nos encontremos ninguna fisura que pueda dar al traste con esa sensación de solidez que tiene el desarrollo de toda la novela.
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Monasterio de San Martín de Canigó |
La protagonista principal es Álex Serra, una buena policía, a pesar de que en los momentos en que le encargan el caso del asesinato ocurrido en las instalaciones de las obras de la estación de esquí del Vall de Beau en el Pirineo, está suspendida por haber cometido el error de dispararle a uno de sus compañeros. Sin embargo, su jefe la vuelve a llamar para darle una nueva oportunidad y, sobre todo, porque los hechos acontecen en la zona en que ella se ha criado y donde aún vive su padre, alojado en una residencia de ancianos de la zona. Por ello, además de la carga de los ocurrido con su compañero, Álex se encuentra con la carga de un pasado que iremos conociendo poco a poco y con el que ella misma irá batallando en el interior de la casa que la ha visto crecer, lugar en el que se instala.
Junto a ella, conoceremos a Jean Cassel, el policía francés que investigará junto a ella el caso, debido a que el asesinato se produce en unas obras que llevan en común Francia y España y su paralización afecta a los dos países.
La novela va avanzando entre giros y revueltas en un paisaje completamente nevado, frío y muchas veces desolador que puede llegar a ser claustrofóbico, o al menos, a mi me lo parecen esas inmensidades nevadas que no ofrecen salidas a pesar de los pasos que puedas conseguir dar. Me ha sorprendido los derroteros que ha ido cogiendo la trama y no he visto venir el desenlace hasta que no lo he tenido encima, de modo que puedo quitarme el sombrero ante la maestría del autor, que entre ambientación, paisajes eternos y personajes esquivos me ha conducido a un final sorprendente, sin ninguna duda.
Una novela que, sin margen de error, os recomiendo si disfrutáis de la novela negra y de suspense a la vez.