Título: Volverás a Alaska.
Autora: Kristin Hannah
Editorial: Suma, 2018
Páginas: 560.
SINOPSIS.
Alaska, 1974. Indómita. Impredecible.
Y para una familia en crisis, la prueba definitiva.
Ernt Allbright vuelve de la guerra de Vietnam convertido en un hombre distinto. Incapaz de mantener un trabajo, toma una decisión impulsiva: toda su familia comenzará una nueva vida en la salvaje Alaska, la última frontera.
Con apenas 13 años, su hija Leni ansía encontrar su lugar en el mundo, mientras que su mujer, Cora, estaría dispuesta a cualquier cosa por el hombre al que ama, aunque eso signifique seguirle en su aventura hacia lo desconocido.
En una inhóspita y remota esquina del país, los Allbright encontrarán una pequeña comunidad de hombres aguerridos y mujeres aún más fuertes en la que labrarse un nuevo futuro. Allí, Leni tendrá que madurar muy deprisa, enfrentándose al desafío de una naturaleza desmesurada y cruel, a lo que oculta su propia familia y a la tormentosa relación de sus padres. Pero cuando el invierno llegue y el frío y la oscuridad lo invadan todo, madre e hija descubrirán que, en un entorno hostil, nadie puede salvarte más que tú mismo.
IMPRESIÓN PERSONAL.
Soy de las que tengo tendencia a meterme de lleno en la historia que ando leyendo. Por eso me suele dar igual que haya ruido a mi alrededor, que la tele esté a toda marcha o que mis hijos anden jugando al trivial con sus amigos a mi lado. En definitiva, que me aislo y camino al lado del protagonista de turno y suelo sentir, si el autor o autora lo consigue, vivir la historia como si fuera la mía propia. Hay algo que ha conseguido de nuevo Kristin Hannah y es que camine junto a Leni todo el tiempo, incluso para discutir y enfrentarme a ella cuando no he compartido su actitud o cuando yo hubiera actuado de otro modo. Pero al fin y al cabo, la he acompañado y me he emocionado con ella, he silenciado mis ganas de gritar y la he aplaudido cuando he considerado que ella y su madre despertaban y actuaban contra su condena. He llorado a "moco tendido" junto a Cora, le he cogido la mano y he tirado de Leni para que corra hacia sus deseos. Y aún hoy, me encantaría poder verla por un agujerito para verificar que ha aprendido de forma definitiva de sus errores y que todo está en orden, de tanto como me ha hecho sentir. Realmente, la he querido y me ha dado mucha pena abandonarla.
Volverás a Alaska cuenta con dos ingredientes determinantes: sus gentes, así en plural, no sólo Leni, su madre y su padre, sino todas esas personas que de alguna manera provocan que las cosas acaben siendo como son, en la traumática historia de esta familia. Y Alaska, como un personaje principal que unas veces te apoya y te da alas de libertad y otras te recluye y te encarcela durante meses donde no existe más que el espíritu de supervivencia y lo salvaje del ser humano como lo mas natural.
La novela nos refleja la historia de una familia de tres miembros, donde contamos con una pareja que ha dejado de ser lo que era antes de la guerra del Vietnam de la que regresa un padre trastornado, que vuelca todo su trastorno en su mujer y su hija. La primera calla y aguanta por amor y porque, como tantas mujeres maltratadas, piensa que siempre será la última vez la que le pegue, la insulte o la denigre y que tarde o temprano "su hombre" dejará de actuar como el "cabrón y cobarde" que es. Y la segunda, tan solo una niña vive con miedo y con ese sentimiento de que no existe nadie que la proteja de tanto terror, ni siquiera su madre. Con esta situación, la familia emigra a Alaska donde el aislamiento que provoca la climatología será extrema pero también donde encuentran una vida casi comunal con el resto de vecinos/supervivientes, que se ayudan mutuamente a la hora de preparar los duros meses de oscuridad y aislamiento. Me han encantado estas gentes aguerridas y solidarias; gentes duras frente a una dura naturaleza que les impone cada año que en Alaska cualquier descuido te cuesta la vida, que nunca te puedes relajar porque la naturaleza no sabe de sentimientos pero sí de justicia; gentes leales hasta la muerte; gentes solidarias en todos los aspectos de la vida, que no miran para otro lado y que te apoyan hasta cuando una no quiere ese apoyo. Están acostumbradas a no rendirse y a no esquivar un problema, incluso cuando tu quieres que lo hagan.
Y Alaska, esos paisajes encantadores que vemos en la distancia, pero que ocultan la corta distancia que hay entre la vida y la muerte y que marcan tu carácter y también tu manera de pensar y de verte ante el mundo. Alaska, una tierra a la que odias o amas, así sin mediación pero que te sitúa ante tu propia debilidad, te coloca en el sitio que te corresponde en la cadena animal y te pone a prueba constantemente.
Como os podéis imaginar me ha encantado esta nueva novela de Kristin Hannah. Me ha gustado su historia y los personajes que forman parte de ella, pero, sobre todo, me ha gustado como la autora ha conseguido emocionarme y hacerme sentir parte de la vida de Leni y Cora. He querido, he odiado, me he reído y he bailado a la luz de la candela, pero también me ha llegado a los huesos ese frío personal y natural que se genera en torno a un paisaje tan embriagador como terrorífico, un paisaje que te da la vida de igual modo a como te la quita si te dejas engatusar.
Sin duda, la recomiendo.