de Ángel Gil Cheza.
Título: Pez en la hierba
Autor: Ángel Gil Cheza
Editorial: Suma de Letras, 2015
Páginas: 405
Resumen Oficial.
Una novela cruda y bella. Una obra sui géneris que desafía al género. Una leyenda local, un misterioso túnel, un club de fútbol femenino y el agua como símbolo de expiación...
Miquel Ortells es un editor que regresa a su pueblo natal, Vila-real, para cuidar de su padre, convaleciente tras un ataque al corazón, en la casa que la familia posee en un pequeño bosque junto al río. Allí se enfrenta, catorce años después, a los viejos problemas que le empujaron a marchar; en especial, el divorcio de sus padres enturbiado por el asesinato de dos niñas de trece y diecisiete años.
Ainara Arza es una escritora navarra a la que Miquel ayuda con su última novela. Juntos comienzan a investigar lo que ocurrió a aquellas chicas y, a pesar de sus contradicciones y luchas internas por evitarlo, se enamoran durante aquel frío otoño.
Una leyenda local sobre una gran cueva que atraviesa todo el municipio y llega hasta el río, en el boscaje; un misterioso túnel que forma parte del trazado de la desaparecida acequia del Diablo, de origen romano; y el fútbol femenino, invisible por los intereses ocultos de los más altos estamentos de este deporte, se entrecruzan en el eje de este envolvente relato.
Impresión Personal.
Éste es el segundo libro que leo de este autor y tengo que reconocer que su forma de escribir cautiva desde el minuto número uno en que comienzas cada historia. En La Lluvia es una canción sin letra también fue una de las cosas que más me enganchó de la novela. Sorprende como tratando temas tan bruscos como las luchas en épocas de los vikingos, donde todo era brutalidad, sangre y peligro constante, la prosa de Ángel se erige como un bálsamo implacable que te pone por delante a las verdaderas personas que hay bajo ese halo de inhumanidad.
Con Pez en el agua me ha pasado algo parecido. Lo que más me ha llegado en cada momento perdido que lo cogía ha sido la prosa del autor. Me parece inteligente y sugerente a la vez, tierna y contundente por igual, concreta y llena de magia en muchas ocasiones. Puede que me pase con este autor algo parecido a lo que me ocurre con Maxim Huertas. Me da igual la historia de fondo porque lo que me hace seguir leyendo es como ha escrito la historia el autor más que la historia en sí.
Y es que la historia de este libro a mi realmente no me ha parecido relevante. No digo que sea mala ni buena, simplemente me ha parecido insulsa, sosa y excesivamente simple. Y no me la he creído prácticamente desde el principio. No he podido y tampoco he sentido ese gusanillo de la intriga que te entra ante un misterio a desentrañar. Es difícil de explicar pero toda la trama me ha parecido muy sosa, sin tensión alguna en ningún momento, unos personajes que no te dicen nada o que si te lo dicen, no te los crees como me ha pasado con su madre, los policías, Frank. Ni siquiera los "malos" me han parecido coherentes. Todo demasiado enrevesado para conseguir un fin muy sencillo.
Y, sin embargo, el libro me ha gustado y lo he disfrutado por como esta escrito y porque me ha cautivado Pascual. Estaba deseando llegar a esos capítulos en los que bien Pascual solo o bien padre e hijo me traducían sus silencios, sus palabras no dichas por años, sus gestos a interpretar. Me ha encantado esa historia en la que un padre y un hijo que no se conocen y que, incluso, desconfían el uno del otro, se reencuentran y se reconocen mutuamente. Se perdonan en silencio y cada uno asume poco a poco su papel y vuelven a tomar las riendas de sus vidas. Sin embargo, la historia de la madre me ha parecido irreal y forzada, como fuera de lugar en el ámbito de la familia. Y de Ainara, mejor no hablo. Sinceramente, es un personaje innecesario en la trama que todo el tiempo interrumpe pensando que va a hacer o a pensar algo relevante y que se queda en nada y te preguntas constantemente ¿y ésta, qué pinta aquí? Es como el típico mueble que te encuentras siempre en medio, te tropiezas con él mil veces y que no vale para nada ni aporta nada. Ni siquiera su historia me ha ayudado a comprenderla y a encajarla en la trama de la novela.
Sin embargo, me ha gustado conocer más de cerca el trabajo del escritor respecto del corrector de la editorial y viceversa. Los ratos en que Miquel y Ainara trabajan en el libro de ésta me han gustado especialmente porque me han descubierto un ámbito profesional desconocido.
Y finalmente, Vila-real ha sido otro gran hallazgo en el libro. Su fútbol, su paisaje, sus calles y esas cuevas que lo atraviesan buscando el agua del río o del mar me han sorprendido gratamente. No me gusta el fútbol y me molesta especialmente lo excesivamente mediático de este deporte tan "masculino" que anula, no sólo el valor de lo que hacen las mujeres en éste y en otros deportes, sino que además acapara las mentes de tanta gente en momentos en que la mente debería estar en cosas más importantes. Por eso me ha gustado el entrenador del equipo femenino, un tipo realista, buen conocedor del "negocio" y un buen defensor de los derechos de las mujeres en el deporte.
Poco más, puedo decir de esta novela. En resumen, aunque la historia de los asesinatos y su investigación me ha resultado poco creíble e insípida, he disfrutado mucho con la manera de escribirla del autor y, sobre todo, con esa relación padre e hijo tan sui generis. Volveré a leer a Ángel Gil, me encanta como escribe, y ojalá se anime a hacerlo con alguna temática basada en las relaciones personales. Creo que sería de medalla de honor encontrarlo en ese registro.