Título: Qué vas a hacer con el resto de tu vida
Autora: Laura Ferrero
Editorial: Alfaguara, 2017
Páginas: 304.
SINOPSIS.
Con treinta años Laura deja a su pareja y abandona Ibiza para mudarse a Nueva York. Su juventud ha estado marcada por la relación con su padre, un hombre intolerante; su madre, que desapareció para regresar cinco años después; y Pablo, su hermano, que encuentra en la pintura la manera de luchar contra la enfermedad mental que padece.
En Nueva York, Laura empieza a trabajar en una editorial y a asistir a las clases que Gael, un misterioso conocido de su madre, imparte en la Universidad de Columbia.
¿Quién es Gael? ¿Qué sabe él de todo lo que ha ocurrido en su familia?
IMPRESIÓN PERSONAL.
Siempre me he preguntado si huir del lugar en el que estás, del lugar en el que te han ocurrido acontecimientos que no consigues superar ayuda algo o vayas donde vayas, los acontecimientos y tu propio pesar te acompañan y solo el tiempo puede ayudar a superar, si se superan alguna vez. También hay que partir de la base de que no todo el mundo puede huir a cualquier sitio tan alegremente como lo hace la protagonista de esta novela.
Laura se traslada una temporada a Nueva York para trabajar en una pequeña editorial y realizar un curso sobre la literatura en el exilio, una temática que, en principio, no le interesa nada. Lo que le interesa de ese curso es que la persona que lo imparte es Gael, una antigua pareja de su madre. Realmente, lo que está haciendo Laura es huir hacia adelante. Huir de su familia, de su pasado y, sobre todo, huir de ella misma como si ella fuera la única persona responsable de una situación familiar vivida que realmente han construido las cuatro personas que formaban esa familia:
“Nosotros éramos una familia compuesta por cuatro islas encerradas dentro de otra isla: Ibiza”
Efectivamente, Laura procede de una familia en la que cada miembro ha vivido en solitario todo un cúmulo de problemas que si hubieran sido compartidos y esos lazos hubieran sido trenzados entre todos, seguramente hubieran conseguido tejer una red que los hubiera salvados a todos. Pero la familia de Laura no se apoya. Es una familia en la que sus cuatro miembros acaban huyendo de sí mismos y entre ellos. Su madre los abandona durante años, cuando solo son unos niños; su padre salta de isla en isla analizando no se sabe muy bien qué y contándolas en una cuenta infinita que nunca acaba; su hermano Pablo, a quien Laura intenta proteger desde que su madre los abandonó, pero al que le ocurre "todo aquello" que aporta un nivel de mucha intriga a toda la novela y, finalmente, Laura que tiene una huida tardía, cuando ya hay pocos "muebles que salvar".
Aunque la historia familiar en sí misma me ha enganchado cada vez que Laura o su padre rememoraban el pasado, no he conseguido empatizar con la protagonista. Es cierto que la infancia que cada uno ha llevado puede marcar lo que puedas llegar a ser en el futuro, no consigo entender ese regodearse en esas épocas de tu vida hasta el punto de que marque cada paso que das en tu presente salvo que realmente tengas un problema mental digno de tratamiento psicológico o psiquiátrico. Me ha parecido excesivamente melodramático. Quizás sea que la autora quiere recrear algún tipo de teoría filosófica pero personalmente, no he compartido con Laura ese estado depresivo permanente del que no logra salir a pesar de los años que han pasado.
En definitiva, hay dos líneas de esta novela con las que me he sentido de diferente manera. Una primera, la historia familiar que se va contando a lo largo de la novela, que como todas las historias familiares a mi me ha cautivado, la historia en sí y como está escrita la misma. Y la segunda línea, que se identifica con la manera de ser y de estar de la protagonista con la que no he empatizado lo más mínimo y me ha resultado poco creíble por excesiva.