Título: Lo que no te mata te hace más fuerte
Autor: David Lagercrantz
Editorial: Booket, 2018.
Páginas: 608
SINOPSIS.
Lisbeth Salander está inquieta. Ha participado en un ataque hacker sin razón aparente y está asumiendo riesgos que normalmente evitaría. Mientras, la revista Millennium ha cambiado de propietarios. Quienes le critican, insisten en que Mikael Blomkvist ya es historia.
En plena noche una llamada sorprende a Mikael: es el profesor Frans Balder, un eminente investigador especializado en Inteligencia Artificial, que afirma tener en su poder información vital sobre los servicios de inteligencia de Estados Unidos. Su fuente es una joven rebelde, un bicho raro que se parece mucho a alguien a quien Blomkvist conoce demasiado bien.
Mikael siente que el azar le ha puesto sobre la pista de algo grande, quién sabe si la gran exclusiva que tanto él como Millennium necesitan. Acechada por fantasmas del pasado, Lisbeth Salander, fiel a su estilo, tiene sus propios planes. Ha llegado la hora de que sus caminos se crucen de nuevo.
IMPRESIÓN PERSONAL.
Me costó mucho trabajo decidirme a comprar este libro y todavía me costó más trabajo aún decidirme a leerlo. Soy una fan absoluta de la serie Millenium, de los libros y de las tres primeras películas, y de hecho, más de una vez, las vuelvo a ver del mismo modo que los niños repiten hasta el infinito sus dibujos animados preferidos. En general, no me ha decepcionado en absoluto y si no jugara en su contra la comparación con los tres libros anteriores de Stieg Larsson, diría que me ha gustado mucho. Pero, evidentemente, David Lagercrantz no es Stieg Larsson y continuar una saga de este calibre, le juega en contra porque los que somos fans absolutos de la trilogía queremos reconocer a los personajes, encontrarnos con ellos, sufrir con ellos y ver que el nuevo caso (o la continuación) tiene la misma relevancia que los anteriores.
La temática de la novela me ha resultado quizá lo más interesante de la obra. Una trama negra, muy negra, de esas cuestiones en la vida, que nos rodean y de las que no somos conscientes: el mundo de la información, del espionaje informático, de la manipulación de todos por los que manejan la inteligencia artificial y pulsan los botones que mueven al mundo. En este mundo informático ya conocemos que Lisbeth Salander es una experta hackers, capaz de entrar en los lugares más protegidos del mundo como la NSA americana, en la que descubre, a pesar de sus sistemas de seguridad, la corrupción que existe en las capas más altas de una organización cuyo fin debería ser, precisamente, luchar contra la corrupción. Me ha gustado mucho como el autor nos introduce en este mundo y como nos va explicando los movimientos de los grandes grupos empresariales y de los países más importantes para conseguir mayores réditos, habitualmente económicos y de poder.
¿Qué me ha fallado? Me ha fallado encontrarme con la misma Salander que conocí en las anteriores entregas de Millenium. Es cierto que en muchas ocasiones, en algunos diálogos, escuetos si, como es ella, la he podido reconocer, pero en general, la manera de escribir del autor es mucho menos agresiva de lo que el personaje necesita. Precisamente, porque el personaje se caracteriza por ser una marginada, una inteligente marginada que odia a los hombres que odian a las mujeres y no he visto ese odio en Lisbeth en esta entrega. Ni siquiera cuando se enfrenta en vivo a un maltratador de mujeres en su propia casa. Me ha resultado una Lisbeth excesivamente descafeinada, excesivamente suave y reflexiva cuando en ella predomina la acción en todos los sentidos más que la espera de acontecimientos. Y respecto a Mikael Blomkvist, aunque me ha resultado más reconocible que Salander, también le he encontrado diferente, seguramente porque la relación con ella es distinta en la medida en que ella se muestra de otra manera.
Pero como ya he dicho, juega en su contra la comparación con las tres novelas anteriores de otro autor. Sin esa comparación, la novela me ha resultado muy entretenida, con una buena trama, en algunas cuestiones, espeluznante cuando el mal se disfraza de belleza, y unos personajes, que sin la comparación con los originales, no desmerecen en absoluto.