Título: No soy un monstruo
Autora: Carme Chaparro
Editorial: Espasa, 2017
Páginas: 336.
SINOPSIS.
Si hay algo peor que una pesadilla es que esa pesadilla se repita. Y entre nuestros peores sueños, los de todos, pocos producen más angustia que un niño desaparezca sin dejar rastro.
Eso es precisamente lo que ocurre al principio de esta novela: en un centro comercial, en medio del bullicio de una tarde de compras, un depredador acecha, eligiendo la presa que está a punto de arrebatar. Esas pocas líneas, esos minutos de espera, serán los últimos instantes de paz para los protagonistas de una historia a la que los calificativos comunes, «trepidante», «imposible de soltar», «sorprendente», le quedan cortos, muy cortos.
IMPRESIÓN PERSONAL.
Esta novela fue Premio Primavera en 2017 pero aún así yo no me animé a leerla en su día. Como siempre, la falta de tiempo como ahora me impedía leer tantas novedades, muchas de ellas apetitosas y esta fue una de las que se quedó rezagada esperando el momento Y el momento ha llegado cuando estas navidades me han regalado La química del odio de la misma autora y segunda novela protagonizada por Ana Aren, la inspectora jefa que se enfrentará a un caso que toca las fibras más sensibles que tenemos las personas cuando los delitos afectan a los más inocentes, los niños.
En este caso, la autora nos pone delante de un delito sencillísimo de cometer si alguien está un poco pendiente del entorno: un niño, Kike, desaparece en la vorágine de un centro comercial en un segundo en que su madre le quita el ojo de encima. Lo peor es que hace dos años, otro niño desapareció en parecidas circunstancias sin que se haya vuelto a saber nada de él. Ana Aren es y ha sido la policía responsable de investigar la desaparición de ambos niños, una situación que añade una presión extra a ella misma y a todo su equipo por el fracaso ante el caso anterior.
En medio, como siempre, la presión y la utilización que hacen los medios de comunicación de casos como este. Las desgracias del prójimo mientras más desgracia sean, mejor para el sensacionalismo de los medios que sin escrúpulo alguno intervienen, juzgan, acosan y muestran todo aquello que pertenece al ámbito privado de las familias que están sufriendo. No hace falta irnos muy lejos ni en tiempo ni en lugar. Sólo hace falta ver lo que ha venido pasando con los casos reales que hemos vivido recientemente con Julen o con Gabriel. La actuación de muchos de los medios de comunicación es cualquier cosa menos profesional. En el caso que nos relata la autora, encima, la policía protagonsita cuenta con una amiga Inés Grau, periodista precisamente de sucesos, que aprovechó el primer caso de la desaparición del niño hasta para escribir una novela y a la que le viene genial toparse de nuevo con un caso tan mediático como este.
Con estos mimbres os podéis imaginar que la novela lo ha tenido sencillo para atraparme desde el primer momento. Unos personajes sólidos y creíbles y una trama que te mantiene con el nervio alerta y con el deseo de la resolución positiva del caso a flor de piel. Por esto y por su ligereza y ritmo os la recomiendo. A mi me ha gustado y creo que ha sido un buen inicio para animarme con la segunda entrega de esta serie.