Título: Quien pierde paga
Autor: Stephen King
Editorial: Plaza y Janés, 2016
Páginas: 448.
SINOPSIS.
Unos leen para aprender, otros para olvidar.
Y devoran el libro o el libro los devora a ellos.
He aquí el plan de un lector maníaco.
«Despierta, genio».
Así comienza la fascinante nueva novela de Stephen King sobre un lector fanático. El genio es John Rothstein, un autor de culto, creador del personaje de Jimmy Gold. Morris Bellamy está fuera de sí, no solo porque Rothstein haya dejado de escribir, sino también porque considera que el inconformista Jimmy Gold se ha vendido para dedicarse a la publicidad. Morris decide matar a Rothstein y vacía su caja fuerte para llevarse no solo todo el dinero sino además el verdadero tesoro: los cuadernos de notas de otra novela protagonizada por Jimmy Gold.
Morris lo esconde todo y al día siguiente acaba en la cárcel por otro crimen terrorífico. Décadas más tarde un chico llamado Pete Saubers encuentra el tesoro y ahora son él y su familia a quienes han de salvar Bill Hodges, Holly Gibney y Jerome Robinson del vengativo y trastornado Morris cuando salga de la cárcel tras treinta y cinco años encerrado.
IMPRESIÓN PERSONAL.
Hace unos años leía y reseñaba por primera vez un libro de Stephen King, Misery, un libro cuya trama incluía el estado psicológico extremo a que llega una lectora fan de un autor de tal modo que prácticamente lo mata, con tal de que siga escribiendo una serie de la que ella es adicta. Un libro que te pone literalmente los "pelos de punta" y si se ve además la película sobre el libro y pones "cara" a los personajes todavía la tensión se nota aún más.
Pues bien, en esta novela, Stephen King nos vuelve a presentar a un lector tan obsesionado por un autor, John Rothstein y, sobre todo, por el personaje que ha creado, Jimmy Gold, que toda su vida se mueve alrededor de conseguir la continuación de la serie matando por ello al propio autor y escondiendo los cuadernos que éste ha ido escribiendo sobre la serie en un lugar que él pretende seguro. Un delincuente, Morris Bellamy, cuyo único fin es recuperar esos cuadernos al cabo de los años para poder ver como sigue la serie de su personaje favorito, Jimmy Gold. En el medio de la trama, un adolescente, Pete Saubers que por casualidad se encuentra el botín y que no es capaz de valorar el peligro en que se encuentra hasta el final en que tendrán que prestarle ayuda Bill Hodges, Holly Gibney y Jerome Robinson, los tres protagonistas a los que conocimos en el libro anterior, Mr. Mercedes y que tanto me gustaron por su excentricidad como equipo y lo peculiares que son cada uno de ellos.
La novela nos lleva a 1978, año en el que Morris asesina al autor de su serie favorita simplemente porque en las últimas entregas piensa que el autor ha llevado al personaje a traicionar sus principios convirtiéndolo en una persona del montón, un publicista. Le roba todos los cuadernos una vez que lo mata pero no tiene tiempo de leerlos antes de que lo detenga la policía por otro delito que ha cometido. Entre 1978 y 2010, Stephen King nos presenta de primera mano a los dos personajes protagonistas: Morris y Pete Saubers, un niño que encuentra un tesoro que salvará a su familia de la miseria durante más de una década pero que a la larga le va traer problemas de gran calibre. En esta primera parte, prácticamente sólo conoceremos la acción de estos dos personajes como una clara preparación para lo que vendrá. En ese sentido, la preparación es perfecta porque va incrementando la tensión de una forma sumamente inteligente de tal modo que te vas metiendo dentro de la problemática que ves que tarde o temprano va a ocurrir y que no sabes como va a terminar.
En la segunda parte, nos encontraremos de nuevo con Bill, Holly y Jerome, los tres personajes que conocimos ya en Mr. Mercedes, tan peculiares y tan excéntricos pero que forman un equipo sólido a nivel personal y como investigadores. Los tres intervienen de forma natural en el caso por la relación que mantiene una hermana de Pete Saubers con la hermana de Jerome. Tres personajes de los que King nos pone al día contándonos cual ha sido su evolución desde que los dejamos en Mr. Mercedes, pero que siguen siendo una "piña" a la hora de investigar a pesar de los meses de separación.
Un ritmo ágil, al estilo de King, unos personajes sólidos a los que acabas conociendo perfectamente por sus acciones mas que por descripciones eternas sobre su forma de ser, hace que te metas en la historia de principio a fin. Una segunda parte de una trilogía que merece la pena y que bajo mi punto de vista es aún mejor que la primera, y eso que ya me gustó muchísimo esta.
Sin duda, la recomiendo.
Pues bien, en esta novela, Stephen King nos vuelve a presentar a un lector tan obsesionado por un autor, John Rothstein y, sobre todo, por el personaje que ha creado, Jimmy Gold, que toda su vida se mueve alrededor de conseguir la continuación de la serie matando por ello al propio autor y escondiendo los cuadernos que éste ha ido escribiendo sobre la serie en un lugar que él pretende seguro. Un delincuente, Morris Bellamy, cuyo único fin es recuperar esos cuadernos al cabo de los años para poder ver como sigue la serie de su personaje favorito, Jimmy Gold. En el medio de la trama, un adolescente, Pete Saubers que por casualidad se encuentra el botín y que no es capaz de valorar el peligro en que se encuentra hasta el final en que tendrán que prestarle ayuda Bill Hodges, Holly Gibney y Jerome Robinson, los tres protagonistas a los que conocimos en el libro anterior, Mr. Mercedes y que tanto me gustaron por su excentricidad como equipo y lo peculiares que son cada uno de ellos.
La novela nos lleva a 1978, año en el que Morris asesina al autor de su serie favorita simplemente porque en las últimas entregas piensa que el autor ha llevado al personaje a traicionar sus principios convirtiéndolo en una persona del montón, un publicista. Le roba todos los cuadernos una vez que lo mata pero no tiene tiempo de leerlos antes de que lo detenga la policía por otro delito que ha cometido. Entre 1978 y 2010, Stephen King nos presenta de primera mano a los dos personajes protagonistas: Morris y Pete Saubers, un niño que encuentra un tesoro que salvará a su familia de la miseria durante más de una década pero que a la larga le va traer problemas de gran calibre. En esta primera parte, prácticamente sólo conoceremos la acción de estos dos personajes como una clara preparación para lo que vendrá. En ese sentido, la preparación es perfecta porque va incrementando la tensión de una forma sumamente inteligente de tal modo que te vas metiendo dentro de la problemática que ves que tarde o temprano va a ocurrir y que no sabes como va a terminar.
En la segunda parte, nos encontraremos de nuevo con Bill, Holly y Jerome, los tres personajes que conocimos ya en Mr. Mercedes, tan peculiares y tan excéntricos pero que forman un equipo sólido a nivel personal y como investigadores. Los tres intervienen de forma natural en el caso por la relación que mantiene una hermana de Pete Saubers con la hermana de Jerome. Tres personajes de los que King nos pone al día contándonos cual ha sido su evolución desde que los dejamos en Mr. Mercedes, pero que siguen siendo una "piña" a la hora de investigar a pesar de los meses de separación.
Un ritmo ágil, al estilo de King, unos personajes sólidos a los que acabas conociendo perfectamente por sus acciones mas que por descripciones eternas sobre su forma de ser, hace que te metas en la historia de principio a fin. Una segunda parte de una trilogía que merece la pena y que bajo mi punto de vista es aún mejor que la primera, y eso que ya me gustó muchísimo esta.
Sin duda, la recomiendo.